La disminución de la agudeza visual (AV) es un síntoma muy común en numerosos problemas oftalmológicos.
Puede tener su origen en cualquier punto de la vía oftálmica y puede presentarse en cualquier edad a lo largo de la vida.
Las personas varían la forma de describirla, desde sensación de niebla, borrosidad, una cortina que resta visión, hasta una pérdida de visión completa o amaurosis.
Puede aparecer de forma repentina o progresiva, su duración puede ser transitoria (incluso segundos) o permanente, puede ser unilateral o bilateral, e ir acompañada o no de otros síntomas oculares y sistémicos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica la función visual en cuatro niveles:
visión normal; discapacidad visual moderada, discapacidad visual grave, y ceguera, reagrupándose comúnmente la discapacidad visual moderada y la discapacidad visual grave bajo el término «baja visión».
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