La interesante historia del guitarrista de Color de Los Suaves

Los Suaves

La interesante historia del guitarrista de color de Los Suaves sin papeles que falleció en 2003.

Hermes Alogo Mebuy

Se llamaba Hermes Alogo Mebuy y era de Guinea.

En la transición a la democracia de los años 80, la alegre movida madrileña tuvo alternativas muy diferentes en otras partes de España, como el rock radical vasco  de Eskorbuto en Euskadi, o el rock duro y triste de Los Suaves en Galicia

Los Suaves en

Me extrañó que en la formación inicial aparecía como guitarra solista alguien con un nombre tan extraño como Hermes Alogo Mebuy, y cuando pude ver imágenes de esos años, me sorprendió que mientras  el Yosi  cantaba sus letanías alcohólica de perdedor,  todo actitud  y chupas negras de aviador como el resto del grupo, había ciertamente un personaje que parecía salido de otra película, nada menos que un negro que lejos de un papel secundario, tocaba los maravillosos riff de la guitarra solista. 

Eso sí, era distinto: en el grupo los blancos vestían de negro, y el negro de blanco. 

Los blancos llevaban gafas oscuras y el ceño serio; el negro miraba sonriente al escenario... 

Sólo que las apariencias engañan y la historia realmente más triste era la suya. 

Los Suaves

Una historia cruda, sí, pero envuelta en la bruma. 

De Hermes nunca se pudo conocer muy bien ni su pasado, ni su futuro.  como tantos hombres del Africa negra, tenía que conformarse con sobrevivir en el presente. No se sabe bien cómo, había llegado desde la Guinea nada menos que a Orense, en la profunda Galicia. antes, se sabía que había vivido  en su aldea natal, y que ya entonces empezó a nadar contracorriente: a los catorce años tenía que convertirse en  algo así como el alcalde de la aldea sucediendo a su fallecido  padre, pero se negó en redondo, y cambió la política por la difícil aventura europea. En la lluviosa ciudad gallega logró enrolarse en el Circo de los Muchachos. 

Era un chaval fuerte: hacía acrobacias con la bicicleta, y el número estrella era cargar con acróbatas encima de ella.

Hasta que se cansó de esos números y aprendió a tocar la guitarra. Como músico del Circo recorrió el mundo, y en Japón se compró una guitarra eléctrica Yamaha roja que siempre le acompañaría. Le gustaba el hard rock, había conocido a los hermanos Young de AC/DC, y no se sabe bien cómo, aprendió a tocar los complicados fraseos del rock duro como ninguno y tampoco se sabe bien cómo, tiempo después Los Suaves se fijaron en él, dejó el circo y se incorporó a la banda. Grabó desde el segundo  disco del grupo y giró por España. Era un chico tranquilo y amable, querido por los músicos y los fans. 

Algunos recuerdan también haber jugado con él al baloncesto.... Pero en los escasos videos que se conocen se le observa algo separado de los demás, distanciado, como si su físico no destacara ya lo bastante su diferencia y allí, en esa soledad, desgranaba la magia emocional de su guitarra, en largos punteos. Yosi ponía la voz, su hermano Charly el bajo y Hermes la guitarra. Era el período más dulce de Los Suaves, el más melódico y cercano a Thin Lizzy y para muchos, el mejor. A su marcha, derivarían a un sonido más duro y metalero.

La entrada en una banda de rock provinciano, ya se puede imaginar, no solucionó los problemas del negro guitarrista. Tenía muchos y el menor no era legalizar su residencia en España. Intentaba arreglar los papeles  en las comisarías, sin conseguirlo. Muchos no se creían siquiera que no fuera un delincuente. No deja de ser irónico que el propio cantante Yosi, fuera del escenario, fuera policía. Luego las cosas mejoraron, la banda iba siendo conocida y llegó el amor con una joven gallega; se casó y tuvo dos hijos. 

Pero ni por esas, a pesar de que procedía de una ex colonia española, consiguió la nacionalidad. La ley exige un período previo de residencia legal... Aun así seguía tocando y sonriendo, poniendo música a las letras desesperanzadas de Yosi. 

Pero el tiempo de la ilusión terminó. Primero llegó la separación conyugal, luego la enfermedad: 

los primeros síntomas de parálisis facial que en realidad delataban una grave enfermedad cerebral y los papeles de residencia seguían sin llegar. Al final, harto, solo, sin dinero, decidió que era solamente un negro sin suerte en un país que le volvía la espalda y un día, en 1991, cuando Los Suaves fueron a buscarle para que entrara a grabar el nuevo disco, no le encontraron. Supieron luego que había regresado a Guinea.

Y aquí empieza la leyenda de Hermes. El grupo siguió con otra formación, aunque en todos los viajes a Madrid preguntaban en la embajada de Guinea por él, sin éxito. Se lo había tragado la tierra y comenzaron  los rumores, las especulaciones.... entre los fans. Hasta que un día la respuesta no vino en el sobre frío de un embajador, sino en la voz de la propia familia española de Hermes. Al acabar un concierto, la esposa gallega del añorado guitarrista se acercó con sus hijos al backstage de los músicos. Les traía la noticia de que Hermes había muerto en 2003 en Guinea. 

Aun entonces hubo dudas, continuó la leyenda, ya amortiguada... Charly, el bajista, escribió un texto de recuerdo en 2006, sin tener demasiado claras las circunstancias ni el momento de su muerte. Hasta que años después la red se encargó de cerrar el misterio de forma sorprendente. Fernando Antolín, un misionero de Testigos de Jehová aficionado al rock que  había vivido en Guinea antes de trasladarse a Bolivia confirmó la noticia de la muerte y añadió todo tipo de detalles, ya que le había tratado en la misión de Bata. "Llegó un día al único Salón del Reino que había entonces en la ciudad de Bata, en el barrio de Comandachina. Se sentó en uno de los bancos de madera del salón, en la parte de atrás y al concluir la reunión se fue tal como había llegado, poco a poco y en silencio, medio arrastrando una pierna. Desde ese día comenzó a asistir asiduamente a las reuniones de la congregación de Comandachina. Se sentaba siempre en la parte de atrás y al terminar se iba sin decir palabra. 
Asistencias de más de cuatrocientas personas abarrotaban en aquél tiempo nuestro salón, pero Hermes no pasaba desapercibido y enseguida llamó mi atención. Aparte de sus evidentes dificultades físicas para caminar, la primera impresión que recibías es que estaba mentalmente tocado. Llegaba como sobrevolándolo todo, con sus ojos muy abiertos pero como abstraídos hacia su interior, parecía estar siempre entre sorprendido y deslumbrado sin aparente razón, permanentemente ido y como ajeno a la realidad que le rodeaba, lo que le confería un aire de alucinado...." 

El misionero recordaba sus conversaciones con Hermes, hacia 2001. Era una persona desaliñada, enferma, que cojeaba y tenía ojos de lunático, en el que había progresado la parálisis cerebral y que vivía con su madre, a la que Hermes tachaba de bruja. 

Inicialmente era un asistente más al local de los Testigos, hasta que un día  comentó al español que él era aquel guitarrista negro de Los Suaves de los años 80, le enseñó fotos inequívocas, ya algo deterioradas, que conservaba.  Luego, durante un par de años, Hermes siguió acercándose regularmente por la misión cristiana, aunque sin bautizarse nunca. Un día el misionero le pidió que tocara algo en la guitarra y él hizo un esfuerzo, pero era incapaz de sacar un acorde de la guitarra. La cabeza y la mano paralizada no le respondían.

Un día de 2003 también desapareció de la misión. El religioso supo que había muerto y acudió junto con otros misioneros fueron a casa de su madre a velar el cadáver. Sólo les permitieron rezar una oración cristiana.  Aun en el sencillo ataúd de su casa, Hermes parecía sonreír... Al mal tiempo, buena cara. Las cartas no le vinieron bien dadas. Porque quizá, a fin de cuentas, a pesar de que Hermes parecería una luminosa excentricidad africana en aquella depresiva  banda gallega, las canciones tristes y de mala suerte de Yosi se habían escrito también para él. 

Como ésta, en la cual tocaba Hermes .

"Ese día piensa en mí".
              
"El día que se acabe el tiempo,
cuando el sol se apague para mí.
El día de la eterna noche sin sueños,
cuando por fin deje de sufrir.
El día en que de madrugada la dama
me visite al fin...
Ese día piensa en mí,
ese día piensa en mí..."

Los miembros de Los Suaves siempre le recordaron. Como Yosi, que presentó un tema ("Nena, te voy a dejar") en los conciertos de los años 2000: " "Un día hace muchos años cuando iba en el coche viajando con alguien que iba a mi lado, le dije: 'Joder tío, no puedo seguir más, porque el escenario se me está convirtiendo en una prisión', y él me dijo: 'Cállate Yosi, joder. No hables tanto y escribe más.' Ese hombre tocaba una guitarra blanca. Ese hombre escribió el solo de una canción. Él no está aquí. Se llamaba Hermes Alogo Mebuy"

Y con más extensión y detalle el bajista Charly, escribió en 2006: 

"Pero en la memoria Suave también quedará la figura de Hermes que no hace mucho (deseo no saber cuándo), le dijo adiós al mundo que tanto recorrió, después de muchos sinsabores físicos y personales, que siempre intentó superar con sonrisas y silencios. Tras una vida de fugas, se fue de su país Guinea y de sus gentes para no asumir a los catorce años la posición de Jefe de la aldea heredada de su padre. Eligió irse con el circo de La Ciudad de los Muchachos de Ourense, para cargar en sus hombros y sobre una bicicleta a quince compañeros, en un número con forma de una figura de cola abierta de pavo real, hasta el día que pensó que era mucho esfuerzo y decidió ser el guitarrista del grupo del circo, es decir cambió el coso por la platea. Viajó con el circo por todo el mundo; estuvo en Australia, donde él decía que conoció a los hermanos Angus y Malcom Young de AC/DC, en Colombia, en New York donde conoció y viajó en metro por primera vez, en Japón en donde compró su guitarra Yamaha roja por 7.000 pesetas luego tuneada de negro y que nunca se abandonaron. Llegó a grabar en la capital de china para no se quien. Y un día en los ochenta entró en los Suaves pasando toda la década en grabaciones y conciertos, regalando solos de su vieja guitarra Yamaha 7.000 pesetas. 

Se casó con una gallega, tuvo dos hijos, fue feliz durante unos años y luego... se quedó solo, después fue infeliz el resto de sus días, acompañándole una parálisis parcial, una suerte desagradecida y unos papeles esquivos. Regresó a su tierra rechinando palabras de injusticia y rabia, para no volver jamás. 

Donde quiera que estés, querido Hermenegildo Alogo Mebuy "Hermes", véngate de los tiempos injustos y recuerda los buenos que pasamos. Aquí nosotros siempre te recordaremos... 

Tu amigo Carlos "Charli" Domínguez 30-1-2006."

Extraído de aquí:

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