El 22 de septiembre de 1982, Miguel Ríos presta declaración en el Juzgado de Primera Instancia Nº 3 de Oviedo.
Su delito:
Negarse a actuar en condiciones de peligrosidad.
«Se debió cubrir el instrumental con lonas y no se hizo. Una vez mojados los aparatos, hay que esperar a que se sequen, porque, de lo contrario, podía haberse quedado frito todo el equipo».
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